IPS: Chile tuvo un aplaudido proceso de consulta ciudadana para la construcción de sus contribuciones previstas y determinadas a nivel nacional (INDC) para incluirse en el nuevo tratado. Pero sectores mediáticos y empresariales fueron reacios a algunas de las metas voluntarias establecidas. ¿Eso dificultará su ejecución?
MB: No siempre todo el mundo está de acuerdo, lo hemos visto en distintos procesos. Yo espero que haya cada vez más conciencia, y esa es una tarea que también tenemos como gobierno. El cambio climático es una realidad, no un invento, que va a tener consecuencias desastrosas para todos, pero también para la economía.
Para nosotros es indispensable, por un lado, bajar las emisiones en 30 por ciento al 2030. Hay quienes consideran que nuestro compromiso es insuficiente, pero es a lo que nos podemos comprometer hoy, entendiendo la situación económica en la que se encuentra el país y el mundo. Se trata de un compromiso serio y responsable. Y obviamente, si la situación económica mejora, nos pondremos luego metas más ambiciosas.
Por otro lado, Chile tiene un plan de adaptación que incluye, entre otros, la reforestación de más de 100.000 hectáreas de bosque nativo y un programa de eficiencia energética.
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