Con un aumento de 1°C, ya se sienten los efectos del cambio climático. (Foto: Bloomberg)
n el 2009, la comunidad internacional acordó limitar a 2°C el aumento de la temperatura global en relación a la era preindustrial con el objetivo de evitar que el cambio climático afecte gravemente al planeta.
Este es el objetivo de los planes de reducción de emisiones que elaboran los países en el marco de la Conferencia del Clima COP 21, que se realizará en París a partir del 30 de noviembre.
Pero algunos países consideran que esta objetivo no es suficiente. Es por eso que este 43 países especialmente vulnerables pidieron limitarlo a 1,5ºC. Esta cuestión será uno de los temas de debate en la COP21.
¿Por qué 2ºC?
Esta cifra es el resultado de un compromiso político alcanzado en el 2009 en Copenhague. En el 2007, la Unión Europea (UE) fue la primera en fijar sus objetivos de reducción de
gases de efecto invernadero en función al límite de 2°C, tras un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Si la temperatura aumenta más de 2ºC, los científicos prevén efectos irreversibles, con fenómenos extremos frecuentes (ciclones, sequías, etc), y con la disminución de la productividad agrícola o la extinción de especies.
Con este incremento, el nivel de mar aumentará 40 cm antes del 2100. Pero si aumenta de 4°C o 5°C, la subida sería de 80 cm, e incluso más. Por eso se considera que si se limita el aumento a 2°C, el planeta todavía se puede adaptar.
¿Un objetivo demasiado ambicioso?
En junio, un informe de la ONU recordó que el objetivo de 2ºC no significa que el planeta esté a salvo y que un "nivel de seguridad" sería más bien limitar el aumento de temperatura a 1,5°C.
Hoy, con un aumento de 1°C, ya se están sintiendo los efectos, como sequías, inundaciones y la desaparición de los arrecifes de coral.
Con un aumento de 2°C, el cambio climático afectará sobre todo el nivel de los océanos y a su acidificación, un fenómeno que para islas como Tuvalu o Kiribati, en Oceanía, es una cuestión de supervivencia.
A largo plazo, si el aumento es de 4ºC, ciudades como Shanghai, Bombay o Nueva York quedarán parcialmente sumergidas, un fenómeno que afectaría a 600 millones de personas (280 millones si la temperatura aumenta un 2°C y solo 137 millones si sube 1,5ºC), según un estudio estadounidense.
"Para evitar el deshielo de Groenlandia hay que quedarse entre 1,5°C y 1,9°C", asegura el climatólogo Jean Jouzel.
¿Demasiado tarde para +1,5°C?
Al ritmo actual, la temperatura global aumentará al menos 1,5°C; el aumento de 1°C ya está registrado, más el de 0,6°C (relacionado con gases ya emitidos), indica el IPCC.
Si los países cumplen sus compromisos actuales, el aumento será de +3°C. Por eso se decidió incluir el objetivo de 2ºC en la conferencia de París, para incitar a los países a revisar sus promesas.
"Mantener el calentamiento por debajo de los 2°C es posible pero supone grandes desafíos tecnológicos, económicos e institucionales", admite la ONU, y propone una "transición radical" hacia las energías renovables, una agricultura que emita menos gases o la construcción de casas que consuman menos energía.
Para mantenerse por debajo de los 2°C también se necesitarán tecnologías de captura de dióxido de carbono (CO2), indica el IPCC.
¿Conflicto en la COP21?
Los partidarios de los 1,5°C aseguran representar a 108 países y prometen que lucharán para que ese objetivo sea mencionado en el acuerdo final de la conferencia de París.
"Hay que tener en mente el objetivo de los 1,5° para que los pequeños estados sigan teniendo confianza" en el proceso, asegura Tony de Brum, de las Islas Marshall, que augura que los grandes países intentarán impedirlo.
Pero en la cumbre del G20, realizada a mediados de noviembre, países como India y Arabia Saudita pusieron en duda incluso el objetivo de los 2°C. Por eso, algunos temen que se abra de nuevo en París el debate sobre la cuestión.
"Querer volver a 1,5 sería un riesgo enorme, pondríamos a los países frente a un muro demasiado alto, porque para conseguirlo casi habría que dejar de respirar", dice Michel Colombier, investigador del Instituto de Relaciones Internacionales de París.
Fuente: AFP
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