viernes, 11 de diciembre de 2015

"Los retos del próximo gobernante", por Ricardo Pino

Por: Ricardo Pino, DBA profesor, investigador y Director Académico de CENTRUM Católica. 
En: Strategia 9(38), pp. 22-31| 2015

En el año 2016, el gobierno del presidente Ollanta Humala entregará el cargo a un nuevo gobernante que tendrá el reto de consolidar el desarrollo del Perú, no solo en el ámbito económico, sino, sobre todo, social. Al respecto, el gasto social que debería priorizarse es el que permite que las personas beneficiadas puedan integrarse a la economía y generar niveles cada vez mayores de ingreso.
El reto es grande si consideramos la geografía y la distribución de la población a lo largo y ancho del país. Por el lado de la geografía, el Perú está compuesto por tres regiones naturales: la selva, que contiene el 60% del territorio; la sierra, el 30%; y la costa, el 10%, sin embargo, la distribución de la población es a la inversa: más del 50% habitan en la costa, el 40% en la sierra y el 10% en la selva, como se indica en la Tabla 1. Por otra parte, cerca al 80% de la población vive en zonas urbanas y más de 20% está establecida en zonas rurales.
En su mensaje por Fiestas Patrias, el presidente Ollanta Humala resaltó el gasto social como un factor crítico en la reducción de la pobreza y contribución a la equidad, pero, asignar más recursos a gasto social, al punto de sacrificar inversión productiva, no sería lo más conveniente a largo plazo, en otras palabras, la generación de riqueza, que se puede medir por el incremento real del Producto Bruto Interno (PBI), es un requisito para financiar el aumento del gasto social.
Como se aprecia en la Tabla 1, el desarrollo no ha llegado por igual a toda la población, o a todo ámbito geográfico, la costa presenta los mejores indicadores de alfabetismo, nutrición y esperanza de vida al nacer, además de menor pobreza y pobreza extrema, debido a que los peruanos formamos, todos, una sola comunidad, el reto es disminuir la brecha de desarrollo en las tres regiones, asignando más recursos donde más son requeridos.
Sobre la eficacia del trabajador público, preocupa que la clase política dirigente no esté acostumbrada a rendir cuentas de su trabajo, y cuando eventualmente efectúa no está ligada a resultados obtenidos, sino a las decisiones que tomaron, por eso no resulta extraño que digan: “Hemos asignado este presupuesto para este fin” o “Hemos dispuesto que se tomen estas acciones” en lugar de decir: “Hemos obtenido estos resultados con el presupuesto que se asignó” o “Estos son los logros de los últimos meses”; corresponde a la sociedad civil exigir a los funcionarios públicos que consigan resultados concretos en beneficio de todos, para ello, deben establecerse indicadores sencillos que sean factibles de medir y fáciles de entender por la población.
Respecto a los indicadores para medir el avance en diferentes áreas que generan el desarrollo, el Índice de Competitividad Mundial, publicado por la escuela de negocios IMD, de Suiza, mostró al Perú en caída desde el 2008, año en que nos incorporamos al índice, hasta el publicado el 2015. En ocho años caímos 19 posiciones, pasando de la 35 a la 54, según se ve en la Tabla 2. La competitividad de un país representa su capacidad para incrementar, sostenidamente, el bienestar de su población.
Las palabras claves son “incrementar” y “sostenidamente” pues explican por qué a pesar de que el PBI continúa creciendo, nuestra competitividad disminuye.
La medición de la competitividad se efectúa por comparación entre 61 países, el 2015 ocuparon los 10 primeros puestos: Estados Unidos, Hong Kong, Singapur, Suiza, Canadá, Luxemburgo, Noruega, Dinamarca, Suecia y Alemania; la medición se hizo considerando cuatro pilares: Desempeño económico, eficiencia del gobierno, eficiencia en los negocios, e infraestructura.
Analicemos la tarea pendiente para el Perú, considerando cada uno de ellos:

Desempeño Económico
En desempeño económico, el Perú ocupa el puesto 50 en el ranking el 2015, el crecimiento del PBI disminuyó en los últimos tres años por la caída del precio internacional de los minerales y la disminución de las exportaciones, ver la Tabla 3. Contrariamente a lo que muchos afirman, la inversión privada y pública continúa en el nivel de años anteriores, así como la tasa de desempleo. Entre los beneficios que trajo el crecimiento en el PBI, uno del que se habla poco es que permitió disminuir la brecha entre ricos y pobres: así muestra que el ingreso que percibe el 10% de la población con más ingresos disminuya del 35.4% del total en el 2008 al 33.8% en el 2012. Es decir, el crecimiento económico generó también una distribución más equitativa del ingreso.
La caída en el crecimiento del PBI el 2014 y las proyecciones para el 2015, parecen indicar que vamos a una nueva estabilidad en el crecimiento con tasas cercanas al 3% anual, como indica la Tabla 3, aumentar el gasto social, sacrificando el crecimiento, no reduce la pobreza extrema, que se mantuvo en 4.7% de la población el 2013 y el 2014. Revertir esta situación y retornar a una tasa de crecimiento cercana al 6%, necesaria para eliminar la pobreza y colocar los indicadores de salud y educación al nivel de países desarrollados, implica tomar medidas, como las siguientes, en estos pilares:

Eficiencia del Gobierno
Considerando la eficiencia del gobierno, el Perú ocupa el puesto 37 del ranking 2015, el Índice de Competitividad Mundial no distingue entre gobierno central, regional o local, tampoco entre gobierno, congreso o poder judicial, por ello, el análisis es uno solo para todas las entidades públicas.
Una de las variables que ayudaría a incrementar el crecimiento es el tiempo tomado por las entidades públicas para emitir resoluciones, por ejemplo, fallos en controversias, permisos de operación, respuesta a reclamos, sanciones a funcionarios que hagan un mal uso del cargo, entre otros.
Asimismo, se requiere establecer una comunicación electrónica estandarizada entre las entidades públicas y mejorar la transparencia en la información, urge mejor coordinación entre las diferentes instituciones públicas para disminuir la tasa de delitos ver Tabla 4 y mejorar la percepción de imparcialidad de la administración de justicia; se debe continuar estableciendo la meritocracia para la línea de carrera en el sector.
Otra tarea es disminuir la informalidad, lo que permitirá, por un lado, aumentar la presión tributaria, y por otro, que la población asuma su responsabilidad en el control de la gestión pública, al pasar a ser parte de la recaudación.
La formalidad protegerá mejor los derechos de autor, lo que fomenta la innovación, si algo caracteriza a los países ubicados en los 10 primeros lugares en el Índice de Competitividad Mundial 2015, es que salvo Hong Kong y Singapur, que son economías pequeñas, todos tienen una presión tributaria por encima de 25% y algunos más del 40%. El Perú está por debajo del 18%.

Eficiencia en los Negocios
En materia de eficiencia en los negocios, el Perú ocupa el puesto 50 en el ranking 2015. El crecimiento económico genera aumento de poder adquisitivo y por ende, la demanda de bienes y servicios. En la medida que la demanda aumente, ingresarán al Perú más empresas extranjeras, aportando tecnología y métodos de trabajo que mejorarán la productividad de la mano de obra. Y si disminuyen los costos para constituir una empresa, el acceso al capital, y se flexibiliza el mercado laboral, se facilitará la aparición de nuevas empresas y la generación de empleo.
Uno de los sectores con enorme potencial para descentralizar los beneficios del crecimiento económico es el turismo, es factible pasar de 3.2 millones de turistas extranjeros recibidos el 2014 a 10 millones en 15 años. Además la realidad muestra que, después de crecer a tasas cercanas a 10% en los últimos cuatro años, el 2014 el número de turistas extranjeros que arribó al país creció 1.6% respecto al 2013 como se observa en la Tabla 5. Para que el Perú aumente su atractivo a los visitantes foráneos, se debe trabajar en varios frentes: capacitar a todos los involucrados en atender a los turistas, atraer inversiones y promocionar al Perú en el extranjero.
Infraestructura
Según el pilar Infraestructura, el Perú ocupa el puesto 60 en el ranking 2015. El Perú tiene US$80,000 millones de déficit de infraestructura, lo que se refleja en falta de carreteras, puentes (que no se caigan), vías férreas, puertos, aeropuertos, conexión a internet en todo el territorio, centros de investigación, hospitales, escuelas y universidades de primer nivel, entre otros, así como disminuir los niveles de contaminación de la industria extractiva.
Respecto a las carreteras, si bien el número de kilómetros de vías pavimentadas aumentó 50% entre el 2008 y 2013, el porcentaje de carreteras pavimentadas respecto al total está en apenas 13%, ver Tabla 6. Ello conlleva mayores costos logísticos, tiempo y mantenimiento de vehículos.
La inversión en infraestructura no necesariamente debe tener una justificación económica, la infraestructura integra al país al permitir la comunicación entre pueblos, decir que no se construye una carretera o se establece un sistema de comunicación satelital porque no es económicamente viable es ignorar a las personas que quedan aisladas.
Será la inversión en infraestructura la que permitirá que más de 31 millones de peruanos nos integremos en una sola comunidad, como vemos en la Tabla 6, si bien ha habido un buen avance en el porcentaje de viviendas que cuentan con internet, tanto en el sector urbano como rural, la brecha entre ambos sectores es aún enorme.
Otro dato, el 2001 el presupuesto de la República ascendió a S/. 35,712 millones y el 2015 a S/. 130,621 millones, un incremento de 266%. Si quitamos el efecto de la inflación acumulada –42.8% en ese lapso– y el de incremento de la población –18.6%– el aumento real en el presupuesto es de 2.16 veces en 14 años.
La mayoría de gerentes de empresas privadas estarían más que felices con un alza del presupuesto de esta naturaleza e invertirían ese dinero asegurando su crecimiento continuo, sin embargo, en el sector público, seguimos escuchando las mismas frases: “Es necesario seguir creciendo para poder aumentar el gasto social en favor de los más pobres”, “con más presupuesto podríamos cerrar la brecha en infraestructura, educación y salud”, etc. Si hoy se tiene más del doble de presupuesto que hace 14 años y continúan las carencias de la población, la pregunta es: ¿Cuánto más dinero se necesita?
Compete a todos los peruanos monitorear el buen uso de los recursos, el aumento en gasto social, el principal legado que este Gobierno busca dejar, es bueno para distribuir la riqueza, pero la eliminación de la pobreza se conseguirá cuando el gasto y la inversión se orienten a generar oportunidades de desarrollo para todos los peruanos, especialmente para los pobladores de las zonas rurales.

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