Por el 18 de Septiembre 2015 9:00 AM
La gestión de la innovación representa uno de los desafíos más complicados para los gerentes y ejecutivos del siglo XXI debido a que su incapacidad para llevar a cabo este proceso puede provocar fracasos terminales en la organización en la que trabajan. A continuación, se desarrollarán dos enfoques que se pueden implementar en una estrategia corporativa para realizar esta compleja labor.
Entre los múltiples desafíos que tienen los gerentes y ejecutivos de hoy, sin duda, la gestión de procesos de innovación es la tarea más complicada. Si son capaces de hacerla bien sus empresas crearán valor, serán competitivas y rentables y se convertirán en un imán para el talento y la creatividad. Por el contrario, de ignorar su importancia o fracasar en el intento, sus organizaciones sufrirán múltiples problemas - en algunos casos terminales - incluyendo anquilosamiento corporativo, menor confianza de sus consumidores y una grave afectación de su reputación. Además, independientemente del sector o rubro de negocio, si las empresas son incapaces de ofrecer productos, procesos o servicios novedosos y atractivos, sus competidores tienen la posibilidad de condenarlos a las inclemencias de la destrucción creativa.
Incrementar la eficiencia y desarrollar capacidades para una mayor competitividad son dos de los principales objetivos de toda empresa. La innovación - sea de alta, mediana o baja intensidad tecnológica - juega un rol fundamental en la consecución de estas metas y para estimularla los esquemas de incentivos son fundamentales, más aún si los procesos de innovación se desarrollan en contextos ambiguos, cambiantes y de alto riesgo.
Un punto importante a considerar es que la gestión de la innovación debe ser transversal a todas las áreas de la empresa y necesita estar guiada por una estrategia corporativa que persiga la generación y captura de valor de manera constante. Asimismo, el diseño e implementación de una estrategia corporativa de innovación debe considerar la identificación y almacenamiento de conocimiento específico con el que cuenta una empresa así como su capacidad para explotar este conocimiento comercialmente. Debido a que los entornos de negocio son complejos y dinámicos también es necesario proyectar cambios institucionales, socio-culturales y tecnológicos futuros que trasciendan las esferas de mercado. También, los procesos y estructuras intra-organizacionales deben ser constantemente evaluados para desarrollar conocimiento especializado por cada área según sus funciones específicas y a la capacidad de coordinación e integración de la organización en su conjunto.
Estrategia Racional vs. Estrategia Incremental
En términos de gestión de la innovación se distinguen dos grandes enfoques de estrategia corporativa: racional e incremental. El enfoque racional se caracteriza por una estrategia militarista de comando y control que incluye las siguientes etapas: (i) descripción, comprensión y análisis del entorno competitivo; (ii) determinación y diseño del curso de acción, e; (iii) implementación y monitoreo del curso de acción seleccionado. Este enfoque lineal y racional basado en la trilogía evaluación-selección-acción permite a la empresa estar al tanto de las tendencias de su sector, orientarla hacia el largo plazo y asegurar coherencia entre el curso de acción seleccionado y los objetivos que se persiguen. Sin embargo, concentrarse excesivamente en los competidores o "enemigos" puede resultar en estrategias corporativas que comprometan grandes cantidades de recursos a largo plazo y, en ocasiones, a expensas de nichos de mercado más pequeños pero rentables.
Por el contrario, los partidarios del enfoque incremental sostienen que comprender la complejidad de entornos inciertos y cambiantes es una imposibilidad. En consecuencia, más allá de la trilogía evaluación-selección-acción, los incrementalistas buscan aumentar la capacidad de adaptación de la organización basándose en el modelo de prueba y error. Según este modelo, la empresa adopta un procedimiento cíclico de diseño-desarrollo-prueba-ajuste de diseño-prueba-lanzamiento en el que se realizan cambios o ajustes deliberados de acuerdo a los resultados de pruebas de un nuevo producto, servicio o proceso.
Más allá de la dicotomía racional-incremental, la estrategia corporativa de innovación debe adaptarse a las particularidades de su entorno. En ocasiones, las complejidades del presente demandarán mayor atención que las incertidumbres asociadas al futuro pero el aprendizaje y los conocimientos acumulados a través de la experiencia deben ser útiles siempre para definir la estrategia corporativa más apropiada para innovar.
A la luz de estas reflexiones, ¿cuenta su empresa con una estrategia racional o incremental para gestionar procesos de innovación?
tomado de: http://www.esan.edu.pe/conexion/actualidad/2015/09/18/estrategia-racional-vs-estrategia-incremental-gestionar-innovacion/?webView=true&utm_source=Conexi%C3%B3n+ESAN&utm_campaign=c192314255-ConexionESAN_Semanal&utm_medium=email&utm_term=0_b49cc8a4a9-c192314255-139534105
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