lunes, 19 de octubre de 2015

¿Qué son y cómo se identifican los bienes ambientales?

Por Mauricio López Dardaine y Maximiliano López Dardaine,* 22 de Septiembre de 2010. © Ambiente y Comercio
En momentos en que el debate sobre el Comercio Internacional y el Cambio Climático cobra fuerza, cuando la mitigación comienza a discutirse con mayor profundidad, los Bienes Ambientales -y los Servicios Ambientales a cuya prestación los bienes ambientales contribuyen- se constituyen en un elemento clave para alcanzar técnicamente las soluciones prácticas que puedan acordarse entre las Partes de este crucial debate. Razón de peso para decidirnos a salir de este atolladero de las negociaciones de bienes ambientales en el que nos hemos metido desde hace algunos años.
Definir los Bienes Ambientales
¡He aquí la cuestión! Si existiese un acuerdo sobre la definición de bienes ambientales, el presente trabajo hubiese sido menos arduo. Pero seguiría siendo necesario, por aquello de que las partidas de importación no discriminan entre bienes de uso NO ambiental y bienes ambientales. Hablamos así de: (a) bienes de uso exclusivamente NO ambiental, (b) bienes de uso predominantemente No ambiental, (c) bienes de uso dual y (d) bienes de uso predominantemente ambiental.**
Aún no habiendo acuerdo sobre su definición, son imprescindibles ciertos criterios que nos guíen en nuestra tarea de clasificación los bienes para la importación y para su eventual liberación arancelaria.
Nos gustaría usar aquí la definición del trabajo publicado por ICTSD en 2006 preparado por Robert House y Petrus van Bork sobre las Opciones para Liberalizar los Bienes Ambientales: “[Los bienes ambientales] son bienes industriales empleados para proveer servicios ambientales con el objeto de atacar la polución y los desechos que afectan el agua, el suelo y el aire. Estos bienes suelen tener usos finales múltiples, de los cuales sólo uno es el proveer servicios ambientales. Es más, habitualmente no poseen características ambientales intrínsecas; es el uso en la provisión de servicios ambientales que los califican [en rigor] como bienes ambientales. Los autores dan varios ejemplos que transcribimos a continuación. Para aquellos lectores familiarizados con la industria, muchos de estos ejemplos les harán ver como pueden coexistir aplicaciones ambientales y otras claramente no ambientales asociadas a un mismo bien, en tanto y en cuanto no hayamos determinado cuál es su real aplicación.
Bombas, válvulas, compresores, tanques, productos químicos empleados en la purificación del agua, filtros para el aire y para el agua, compactadores de residuos, cubiertas plásticas para sitios rellenados, cerámicos y hornos usados en la incineración, equipos de muestreo para el reciclado, equipos para monitorear el ambiente, silenciadores de automóvil, etc.
Podemos decir, en primera instancia que bombas, compresores o una válvulas, difícilmente puedan ser denominados bienes ambientales hasta tanto no sepamos a qué tipo de instalación están destinados. En cambio uno tendería a decir que, por ejemplo, un equipo para monitorear el ambiente y un silenciador de automóvil son bienes ambientales, destinado el uno a medir la contaminación ambiental y el otro a atenuar la polución acústica.
Armados de estos elementos que nos servirán de guía, se trata aquí de clasificar en las cuatro categorías dadas arriba los bienes a importar por cada país de la ALADI que figuran en las Listas de presuntos bienes ambientales que se discuten al nivel de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Es decir, ¿son estos presuntos BA realmente BA? ¿En cuál de estas cuatro categorías realmente encajan? ¿Se trata de (a) bienes de uso exclusivamente NO ambiental, (b) bienes de uso predominantemente No ambiental, (c) bienes de uso dual ó (d) bienes de uso predominantemente ambiental?
Nos han pedido que nos despojemos de la jerga técnica asociada a  la nomenclatura de importación internacional y nacional, para explicarles, o tratar de explicarles, cómo hemos logrado clasificar los bienes ambientales en cuestión dentro de estas cuatro categorías. Vamos a procurar hacerlo; aún así tendrán que aceptar ustedes algunos tecnicismos que resultan insoslayables.
¿Cómo proceder desde un país de la ALADI?
El problema surge porque al definir las Listas OMC en base a la clasificación internacional basada en seis dígitos, los productos que abarca cada posición resultan en general numerosos. No nos resulta suficiente este primer nivel de seis dígitos para categorizar correctamente los bienes en cuestión. En los países que componen el Mercosur, por ejemplo, la nomenclatura de importación cuenta con ocho dígitos. Estos dos dígitos adicionales ayudan mucho para ir ajustando la clasificación.
Los presuntos bienes ambientales de las Listas OMC se convierten al pasar de 6 a 8 dígitos en un número mayor de bienes a analizar. O sea que ganamos un nivel en cuanto a definición a la vez que nuestro trabajo se incrementa. Pero aún  así no resulta suficiente. Se requiere un esfuerzo adicional. Para ello la mayoría de nuestros países tienen unos elementos adicionales que se llaman ex outs en la jerga arancelaria y que indican con más precisión qué se va a importar. Un ejemplo totalmente ficticio y sencillo puede ayudar a dar una idea más cercana a la realidad:
4415.00  Cajones de madera   (Ítem a nivel de 6 dígitos)
4415.00.00 Cajones de madera usados como envases (a nivel de 8 dígitos)  esto aún no nos dice nada respecto de la posibilidad de que se trate de un BA
4415.00.10       Cajones de madera para envasar botellas
4415.00.11       Cajones de madera para otro tipo de envasado
Y aquí nos encontramos con los ex outs:
4415.00.11    az1   Cajones de madera para envasar flores
4415.00.11    az2   Cajones de madera para transportar RESIDUOS
Es recién a este nivel de 8 dígitos más esta aclaración arancelaria que nos proporciona el ex out az2   Cajones de madera para transportar RESIDUOS, que podríamos llegar a clasificar el bien a importar en una de las cuatro categorías. Esto es justamente lo que hemos hecho en el caso de uno de los países del Mercosur. Obsérvese que a partir del nivel de 6 dígitos de la Lista OMC (si bien el ejemplo es ficticio) hubimos de realizar tres pasos adicionales.
La buena noticia es que puede hacerse. Ahora bien, la experiencia nos muestra que aún se requiere un paso adicional para evitar que se pueda ver afectada la industrial instalada en nuestros países de la ALADI: verificar al nivel de la industria local cuál es la situación real de fabricación (o inexistencia de la misma) de “cajones de madera para transportar RESIDUOS” y cuánto se diferencian éstos de, por ejemplo, “los cajones de madera para transportar FLORES”. Además de un pormenorizado análisis de las importaciones a través de cada ex out. Nada que resulte imposible, pero sin duda una tarea a la que deberemos abocarnos si es que queremos tener elementos de juicio sólidos al momento de sentarnos en la mesa de negociaciones.
El Desarrollo Sostenible y el Comercio Mundial nos exigen poner ya manos a la obra.
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Mauricio López Dardaine es Ingeniero Industrial, desde 1984 consultor en temas de comercio internacional y desde 1999 paralelamente  en temas de desarrollo sustentable [Estudio López Dardaine].
Maximiliano López Dardaine es Licenciado en Administración de Empresas y consultor en temas de comercio internacional; ha realizado además varios estudios sobre Bienes y Servicios Ambientales referidos al Mercosur [Estudio López Dardaine].
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** Este muy resumido comentario es una síntesis de un trabajo realizado con el auspicio de ICTSD a mediados de 2009. Los autores también realizaron los siguientes estudios realizados en 2006 y 2007 en el ámbito del Mercosur:
“Towards commercial liberalization of Environmental Goods in South America, what can the expected impact of trade negotiations be like?” Julio 2006, por Mauricio López Dardaine y Maximiliano López Dardaine.
“Assessing the Opportunities and Challenges from Trade Liberalisation in EGS for SMEs in the Solid Waste Management and Waste-water treatment sectors: A case study of Mercosur,” Abril -julio 2007, por Mauricio López Dardaine y Maximiliano López Dardaine.
Tomado de: www.ambienteycomercio.org 

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