Por: Wilfredo Pérez Ruiz
(*)
A lo largo de la vida pasamos cuantioso tiempo interactuando
en nuestro centro de trabajo con los compañeros de labores. En tal sentido, en
este artículo presento ciertas recomendaciones -a partir de adaptar variados
tips de etiqueta social- de las muchas que pudieran haber, destinadas a lograr
una solidaria convivencia laboral.
Previamente deseo precisar que la cortesía y consideración
son elementos claves para alcanzar una afable vinculación humana en cualquier
ámbito en el que nos encontremos. Muestra nuestras sensibilidades y posibilita
tender un puente inestimable de acercamiento al semejante que hará nuestra
existencia más placentera. Ahora si, amigo lector, pasemos a describir cada
sencillo consejo de forma meticulosa.
Acuda con puntualidady tenga buen record su asistencia.
Asista
con antelación con el propósito de utilizar esos minutos para instalarse con
calma, planificar su día y, además, dará un buen ejemplo. Llegar corriendo a
marcar tarjeta y terminar de acicalarse o desayunar en la oficina es
deplorable. Decline inventar excusas o desgracias familiares para ausentarse en
vísperas de feriados largos. Su exactitud y asiduidad ingresan en su expediente
e influyen en posibles incentivos y premiaciones. No sea puntual por miedo a
ser amonestado y al posible descuento salarial, sino por convicción y esmero.
Esquive comer y masticar chicles. Es mal visto consumir
alimentos o chicles, distorsionan su imagen e impiden una adecuada pronunciación.
Demuestre su planificación y disfrute su refrigerio en otro ambiente. En la
oficina no deben exhibirse comestibles o vajilla usada. Sin embargo, hay empresas
en que los escritorios e inclusive el módulo de atención al público parecen la
barra de una cocina y más aún si acaba de celebrarse un cumpleaños.
Exhiba ordenado su sitio de trabajo. El despacho refleja su
personalidad, pulcritud y estilo. Ostente armonía, limpieza y decoración apropiada.
Rehúya colocar debajo del vidrio de su escritorio fotos, tarjetitas, recuerdos
y elementos que opacan su sobriedad. Nunca luzca peluches, muñequitos, adornos
recargados, útiles de aseo personal y excesivos retratos familiares que
transformen su despacho en una pulpería.
Sea discreto y confiable. Estas son virtudes que deben
caracterizarnos a todos. Rechace convertirse en portador de “novedades” y referirse
a la vida de terceros. Prescinda participar en pláticas indiscretas, son de
pésimo gusto. Con frecuencia alterno con personas -desprovistos de mínima
educación y agrupados en sectas- que han desnaturalizado las salas de docentes
en un insufrible cenáculo de murmullos, rumores y habladurías. Al parecer sus
carencias hacen imposible tratar cuestiones colectivas de profundidad
intelectual. Esta práctica trastorna el clima interno y la reciprocidad entre
los miembros de la corporación.
Si va a hablar con alguien, reúnase en privado. Es inelegante en
presencia de otros prójimos compartir temas que, únicamente, son de su
incumbencia. Si desea charlar determinados asuntos con su colega, hágalo a
solas. Para eso existen recintos de reuniones o espacios libres en los cuales
pueden conversar sin susurrar y así prescinde mortificar al resto. Me trae a la
memoria lo que casi a diario soportamos algunos incómodos profesores. Aplique su sentido común que, por cierto, es
muy exiguo en nuestra sociedad.
No regañe a alguien frente a los demás. Cuando formule elogios
hágalo en público. Por el contrario, los comentarios que involucran un
cuestionamiento o llamada de atención deben ser en privado y con ánimo
constructivo con el afán de sortear reacciones negativas, afectar el entorno
laboral, sentar un errado precedente en su equipo de colaboradores y generar
tensiones. Actúe con prudencia, asertividad, inteligencia y eficacia.
Evite ataques de ira o llanto .No es recomendable
demostrar sentimientos de cólera que perturbarán a sus compañeros y crearán incomodidad.
Si acontece una mala o buena noticia impida verse perjudicado por una
manifestación de cólera o euforia. Por ejemplo, llorar o gritar con
desesperación por un ligero temblor o debido a una contrariedad, lo presentará
con escasa capacidad para administrar sus emociones.
Soslaye vocabulario
altisonante, diminutivos y apodos. Jamás pierda el miramiento al
emplear términos inadecuados. Escucho con repudio habituales bromas pesadas,
anécdotas plagadas de vulgaridades y jergas coincidentes con el género de la
“Peña Ferrando”, en hombres y mujeres atestados de rusticidades. Ni deseo
imaginar como hablarán en el aula de clase con su alumnado. Es impertinente
gritar de un extremo a otro y llamar con sobrenombres como bebé, amiguita,
nena, papito, flaquito, chato.
Respete las jerarquías. En ocasiones nuestro
superior puede darnos demostraciones de amistad que debe entenderse como una
cordial deferencia. Tampoco use su acercamiento con quien encabeza la compañía
para desconocer las escalas establecidas. No pase por alto los procesos o trámites
motivado por el enlace existente con alguien de mayor rango. Será percibido
como inhabilitado para aceptar las políticas institucionales. Sea cuidadoso del
escalafón establecido.
Muestra actitud abierta,
flexible y colaboradora. Es conveniente ofrecer nuestros aportes, proposiciones y
demostrar amplia disposición para coordinar en equipo y recibir comentarios tendientes
a mejorar nuestra productividad. Convivo con sujetos con indisimulables
actitudes defensivas para acoger propuestas orientadas a llevar acabo un
trabajo conjunto. La autosuficiencia es un mecanismo perfecto para ocultar un
sinnúmero de precariedades, limitaciones y hasta mediocridades.
Cultive su capacidad de
relación interpersonal. Gran parte de nuestro crecimiento profesional está vinculado
con las destrezas para forjar lazos con nuestros compañeros. Podemos coincidir
en que ninguno de nosotros acude a laborar con la intención de instituir un
“club de amigos”. A pesar de ello, es ineludible fomentar afectuosas
conexiones. Los encuentros de confraternidad son una magnífica oportunidad para
viabilizar este objetivo que será observado por los directivos al evaluar
nuestro desempeño y analizar un posible ascenso.
No utilice los recursos
logísticos para fines personales. Renuncie a la común tentación de emplear el teléfono,
la impresora y la fotocopiadora para sus asuntos privados y, además, no caiga
en la resignación de afirmar que “todo el mundo lo hace”. Por ejemplo, no abuse
de la confianza dada para imprimir los sobres de sus invitaciones matrimoniales
o usar el mensajero para distribuir sus recados. Proceda siempre con
corrección.
Asista con una apariencia
correcta.
Este asunto abarca mucho más que la conveniente combinación de su vestuario,
maquillaje e higiene. Me refiero al perfil integral que proyecta con su
aptitud. Transmita una sensación saludable, proactiva, entusiasta, llena de
vida, empática, moderada y amable. Tenga en cuenta su alimentación, horas de
descanso, estado anímico y propia motivación. Preocúpese de su bienestar
físico, espiritual y emocional.
Trate con cortesía al más
humilde de los servidores y obvie establecer discriminaciones. Rehúya maltratar en
función de prejuicios, superficialidades, posiciones y aprovechándose de la
imposibilidad de su semejante de hacerse respetar debido a su condición,
procedencia o autoestima. No margine o desprecie a nadie por su opción sexual,
estatus, edad, raza o semblante.
Establezca una correlación como la que desearía que su superior sostenga con
usted. Sea educado, cortés, acogedor y acuérdese de decir en todo momento “por
favor” y “gracias”. Y mucho mejor si añade una cálida sonrisa.
Reflexión final: Si ocupa
una jefatura póngase como meta constituirse en un genuino referente ético en
virtud de sus cualidades humanas y no solamente por sus calificadas pericias.
Eso le facilitará ganarse la admiración, lealtad y credibilidad de sus
colaboradores. Por comprensibles y lamentables características sociales y
culturales, en nuestro medio es usual advertir compañeros de oficina que
simulan estar “ciegos, sordos y mudos”. Pero, están atentos con plena seguridad
a su proceder. Recuérdelo!
(*) Docente, consultor en
organización de eventos, protocolo, imagen profesional y etiqueta social.
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