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martes, 19 de mayo de 2015

Diálogo climático de Berlín para avanzar en negociaciones hacia la COP21 de París

Con el objetivo de estimular la discusión política sobre los temas clave de la negociación climática, el ministro del Ambiente y presidente de la COP20/CMP10, Manuel Pulgar-Vidal, participará en del Sexto Diálogo de Clima de Petersberg, que se lleva a cabo el 18 y 19 de mayo en Berlín.
Pulgar-Vidal participará el martes 19 del presente mes, en la sesión “Improving the view for Paris” (Mejorando la perspectiva hacia París), que busca identificar los hitos y rutas para que los líderes políticos logren un acuerdo común exitoso en la COP21 que sustituya al Protocolo de Kioto a partir de 2020.
Durante la reunión, el Ministro del Ambiente expondrá los avances logrados en COP20, así como su nexo y el camino hacia la COP21.
La cita climática de Berlín es “el comienzo y no el final” de una larga serie de negociaciones entre los países cuyo “objetivo último debe ser alcanzar una economía global libre de CO2 para la segunda mitad del siglo XXI”, señaló la ministra de Medio Ambiente alemana, Barbara Hendricks.
El foro comenzó con el debate sobre las contribuciones nacionales (iNDCs por sus siglas en inglés), es decir los compromisos que cada país debe presentar con su propuesta de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Además, se espera abordar la cuestión del “fondo verde”, del que Alemania y Francia son los mayores contribuyentes, y que constituye un mecanismo para que las naciones en desarrollo extiendan proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático y puedan hacer frente al calentamiento global. Finalmente, el diálogo busca cerrar la brecha entre la implementación y la negociación, con el fin de preparar el terreno para París.
El encuentro, de carácter informal, cuenta con la participación del ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, además de ministros y representantes de 35 países, entre ellos Bolivia, Brasil, Chile, México y Venezuela.
 

jueves, 29 de mayo de 2014

El Mercado de Emisiones, Cómo Funciona y Por Qué Fracasa


El Mercado de Emisiones, Cómo Funciona y Por Qué Fracasa proporciona una crítica devastadora de tanto la teoría como la práctica del mercado de emisiones, y expone su desastroso historial desde su adopción como parte del Protocolo de Kyoto. Muestra como el esquema de comercio de emisiones de la Unión Europea, el mercado de carbono más grande del mundo, ha fallado sistemáticamente en ponerle un ‘tope’ a las emisiones, mientras que el Mecanismo de Desarrollo Limpio de la ONU (MDL) favorece constantemente proyectos medioambientalmente inefectivos y socialmente injustos. 

El libro incluye investigación original con convincentes casos de estudio de proyectos MDL en Brasil, Indonesia, India y Tailandia que han probado ser fraudulentos, basados en despojos y abusos de derechos humanos, condujeron a fuertes resistencias de comunidades en el Sur Global.

El libro revela como el comercio de carbono es tan sólo una muy reciente invención de los negocios y élites políticas que socava la legislación medioambiental existente, y distrae de planificar una rápida transición lejos de la actual expansión de combustibles fósiles. Apunta a una plétora de caminos a seguir sin el comercio de carbono –desde cambios en subsidios hasta regulación- basados en conocimientos locales y organización política, si se va a enfrentar el cambio climático de una manera justa.

Los autores, Tamra Gilbertson y Oscar Reyes, son ambos investigadores de Carbon Trade Watch. El proyecto combina investigación de gran calidad con apoyo y acompañamiento a movimientos sociales a través del mundo, lo que lo ha hecho un comentarista respetuoso en las políticas climáticas globales y justicia climática desde el 2002.

¿Cómo funciona el mercado de bonos de carbono?


Autor: Jesús Jimenez 
Fuente: ireport.cnn


En un momento en que el mundo se preocupa por el calentamiento de la tierra y los países industrializados tienen una agenda recargada para la preservación del medio ambiente -aunque de difícil cumplimiento- ha salido el concepto de "bonos de carbono", un mecanismo internacional de descontaminación para reducir las emisiones contaminantes al medio ambiente. Estos instrumentos que se llaman bonos de carbono, contribuyen a estabilizar las emisiones gases de efecto invernadero (GEI).

Después del protocolo de Kioto, queda claro que estos bonos aparecen con incentivo a las empresas privadas a que contribuyan a la mejora del sistema operativo de WALAS de la calidad ambiental. Se requiere más consciencia ambiental y las empresas la están tomando con este tipo de bonos que constituyen un mecanismo para reducir las emisiones C02.

Su contribución, en cierto modo, se mide en bonos de carbono.

Los expertos tienen este cálculo. Un bono de carbono en un proyecto, un CER, equivale a una tonelada de CO2 que se deja de emitir a la atmósfera, y puede ser vendido en el mercado de carbono a países Anexo I (industrializados, de acuerdo a la nomenclatura del protocolo de Kioto)

Infortunadamente, esta buena idea no está funcionando del todo. Me refiero al mercado formal en el que la Organización de las Naciones Unidas está interesado en desarrollar proyectos y venderlos a países desarrollados.

Pero no hay oferta de bonos de carbono de los países industrializados. La oferta se ha caído porque los precios de los bonos del mercado formal están por debajo de su desarrollo, según fuentes familiarizadas con la situación.

Aun así, hay empresas que tienen planes de emitir bonos de carbono siguiendo el procedimiento de las Naciones Unidas que es calificado por los propios funcionarios como largo, costoso y tedioso.

Y esto debido a que el tiempo promedio de espera para alcanzar una certificación de las Naciones Unidas va entre un año a año y medio. Además, de las certificaciones, formatos y revalidaciones de certificadoras y empresas extranjeras, también porque cuesta entre US$ 100.000 y US$ 300.000, aun con el riesgo de no ser aprobado.

También juega el número de hectáreas, no menos de 5.000 hectáreas. Pero se pueden hacer proyectos con características modulares. De proyecto en proyecto se puede alcanzar la visión, misión, metas y objetivos.

De manera que si el mercado formal que auspicia las Naciones Unidas está en incertidumbre, queda como salida el mercado informal. Cuando hablo de informal no me refiero al mundo subterráneo de la informalidad común, sino al hecho de que la operación de emisión de bonos de carbono se hace fuera del mercado de las Naciones Unidas.

Como se sabe, la siembra de café se hace en hileras, por ejemplo. Podría darse el caso de proyectos para la siembra y cultivo de café, pero los bonos de carbono no salen del cultivo sino de la estructura de árboles que le hacen sombra al grano con desarrollo limpio. Sembrar árboles y disminuir las emisiones de bonos de carbono al lado de los cafetales es la idea.

Al respecto, puede arrojar más luces el link
Está también el site de la Convención Marco de Cambio Climático
Otro tanto, guía de elegibilidad -con reglas que cumplir- para dar luz verde a los proyectos.

Puede verse también el ejemplo del café orgánico. De los proyectos que contemplan cultivos o productos con valor agregado, a partir del oro artesanal y de la palma aceitera.

Están apareciendo nuevas herramientas para generar valor agregado. Definitivamente, es un hecho que dentro de la línea informal, en la que se promueve el voluntariado, existen proyectos que se están desarrollando dentro del concepto de "green comodities".

Puede ilustrar mejor este contacto.