martes, 1 de octubre de 2019

EL CLIMA ESTÁ CAMBIANDO Y NO HAY TIEMPO PARA MENTIRAS.


Por: Arvea Marieni 
Asesora Estratégica y Consultora de Innovación, especializada en cooperación ambiental sino-europea.


El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) confirma que la humanidad ha perdido todos los objetivos de política establecidos en Sundsvall, Suecia, en 1990. No queda tiempo para dudas y mentiras. A menos que esta generación marque la diferencia, el cambio será irreversible.
Entre 1979 y 1989, los académicos y políticos entendieron en gran medida la importancia del cambio climático e intentaron transformar esta conciencia en acción. Esos fueron los años del consenso bipartidista, que ahora son impensables. 
En ese momento, eliminamos con éxito los clorofluorocarbonos (CFC) deteniendo el ensanchamiento del agujero en la capa de ozono, demostrando que la coordinación de políticas puede marcar la diferencia. Desafortunadamente, este ha sido el primer y último éxito decisivo en la guerra para gestionar el cambio climático global.
Quedarse sin tiempo
La comunidad internacional pretendía congelar las emisiones en un 20% para 2005. Si esto hubiera sucedido, el aumento de la temperatura se habría contenido por debajo de un grado y medio. Y podríamos haber evitado la espiral de eventos que estamos presenciando actualmente. Pero no tuvimos éxito.
Ha sido un viaje desafiante, obstaculizado, especialmente al principio, por una sección de la comunidad científica que desaprobó la relación entre las emisiones de CO2 y el aumento de las temperaturas; por China y los países en desarrollo que desde hace mucho tiempo percibieron el desafío del cambio climático como un obstáculo para su crecimiento económico; por las grandes compañías petroleras representadas por el lobby de los países del Golfo, particularmente Arabia Saudita y, a menudo, por los Estados Unidos.
Irónicamente, los partidarios del IPCC han hecho poco para facilitar su trabajo. Al evocar la catástrofe climática y presionar por cambios dramáticos en las políticas energéticas mundiales, han brindado a los escépticos una gran cantidad de contraargumentos y han causado divisiones dentro de la comunidad internacional, cuando la prioridad debería haber sido identificar esfuerzos comunes orientados a definir políticas energéticas y agrícolas globales y normas
ENTRE 1990 Y 2019, LAS EMISIONES MUNDIALES DE CO2 AUMENTARON EN ALREDEDOR DEL 70%; LA CONCENTRACIÓN ATMOSFÉRICA DE CO2 HA REGISTRADO UN AUMENTO DE CASI EL 20%, ALCANZANDO LA ASOMBROSA CIFRA DE 415 PPM, MUCHO MÁS ALLÁ DEL UMBRAL CRÍTICO DE 400 PPM Y EL DOBLE QUE EN EL PERÍODO 1900-1990.

Hace poco asistí a una cena con Corrado Clini y otros pioneros en las negociaciones sobre cambio climático. Recordaron dos errores históricos cometidos por la UE. Durante la Cumbre del Clima en La Haya en 2000, la UE y los Estados Unidos se separaron, con Washington retirándose del Protocolo de Kyoto; En la cuenta regresiva para la Conferencia de Copenhague en 2008, la UE separó a las economías emergentes (China, India y Brasil), presentando demandas políticamente poco realistas que luego fueron expuestas como ridículas después de la erupción del escándalo de emisiones de diesel.
El Acuerdo de París de 2015 parecía haber restablecido la solidaridad internacional sobre el cambio climático. Pero era obvio que la adhesión de Obama sin el consentimiento del Senado de los Estados Unidos estaba destinada a la retirada de Estados Unidos del acuerdo, como sucedió rápidamente con Trump. En resumen, la humanidad sigue sin poder actuar como una.
El tiempo se acaba
30 años después de Sundsvall, muchas cosas han cambiado, algunas para mejor, otras para peor.
El trabajo del IPCC ahora involucra a las economías emergentes. A pesar del escepticismo o la negación total de la Administración Trump, las agencias gubernamentales de EE. UU. Todavía documentan y "certifican" los efectos del aumento de las temperaturas y el cambio climático. China se ha convertido en el líder mundial en el desarrollo de tecnologías y sistemas con bajas emisiones de carbono; India ha comenzado a seguir su ejemplo. Y la cooperación sinoeuropea ha dado lugar a una plataforma tecnológica de descarbonización que podría impulsar la economía mundial.
Aun así, de 1990 a 2019, las emisiones globales de CO2 aumentaron alrededor de un 70%; La concentración atmosférica de CO2 ha registrado un aumento de casi el 20%, alcanzando la asombrosa cifra de 415 ppm, mucho más allá del umbral crítico de 400 ppm y el doble que en el período 1900-1990.
NO HAY DUDA DE QUE EL PRIMER PASO SOLO PUEDE SER UN IMPUESTO GLOBAL AL CARBONO PARA MEJORAR LA COMPETITIVIDAD DE LAS ENERGÍAS RENOVABLES, DANDO LUGAR A REDES CONECTADAS INTELIGENTES DE ALTA CAPACIDAD QUE PUEDAN MAXIMIZAR LA CONTRIBUCIÓN DE LAS ENERGÍAS RENOVABLES EN EL SISTEMA ENERGÉTICO GLOBAL.

Según los datos publicados por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), si no hacemos nada, habrá un aumento de la temperatura promedio global de 3-4 ° C para fines de siglo. Tenga en cuenta que las Trayectorias del Sistema de la Tierra en el informe Antropoceno publicado por la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias (EE. UU.) En agosto de 2018 sugiere que solo 2 ° C podría activar una cascada de vuelcos, alterando los climas locales y desencadenando eventos extremos más intensos que pone en peligro no solo la estabilidad estructural de los sistemas de abastecimiento de agua, agricultura y energía en muchas regiones del planeta, sino también la seguridad de las zonas costeras, particularmente en zonas pobres o recientemente desarrolladas.

Existe una gran necesidad de una transición energética hacia la descarbonización y la optimización de las energías renovables, así como una revisión de los patrones de consumo y una lucha concertada para proteger los bosques.
No hay duda de que el primer paso solo puede ser un impuesto global al carbono para mejorar la competitividad de las energías renovables, dando lugar a redes conectadas inteligentes de alta capacidad que puedan maximizar la contribución de las energías renovables en el sistema energético global. Todas estas medidas son técnicamente viables, pero requieren una negociación reflexiva para conciliar las diferentes necesidades de las diferentes economías. En cambio, estamos presenciando eventos climáticos frecuentes y extremos, deforestación de los pulmones del planeta, incendios forestales en el hemisferio norte, erosión del suelo y acidificación de los océanos.
No se equivoquen: ningún muro podrá defender a países individuales de los efectos del cambio climático global.
No hay país demasiado pobre para actuar
Estuve en una Conferencia de la AIE sobre Eficiencia Energética en Dublín en junio. Pocos tienen el coraje de mentir más. ¿Por qué? Porque la industria se está asustando. Ellos no. Hemos llegado a un punto en el que colaboramos o luchamos por la supervivencia. En este momento, estamos haciendo muy poco.
Continuamos teniendo un sector de combustibles fósiles en rápido desarrollo. En septiembre de 2009, los líderes del G20 se comprometieron a reformar el sector durante una reunión celebrada en Pittsburgh, EE. UU. Pero las buenas intenciones no han sido seguidas por la acción. Los grandes bancos que financian proyectos de combustibles fósiles no fueron signatarios del acuerdo de París de 2015. Y de acuerdo con el informe de Banca sobre el cambio climático preparado por la red de acción Rainforest, entre 2016 y 2018 33 instituciones dirigidas por JP Morgan Chase, Well Fargo y el Banco de América aprobaron fondos por un monto de $ 1.9 billones para el desarrollo del sector. . Según el FMI, si no se asignaran estos fondos, las emisiones se reducirían en un 25%.
En 2018, el 70% del consumo mundial de energía provino de combustibles fósiles y solo el 10% de energías renovables. Pero incluso una reducción del 10% en el consumo de combustibles fósiles marcaría una diferencia significativa en el clima. Una reducción del 30% reduciría las emisiones en un 11 a 18%.
En 2014, la inversión en energías renovables superó la inversión en la industria tradicional de combustibles fósiles. La marea está cambiando en países como India, Indonesia, Zambia y Marruecos. En India, los subsidios al carbón se han reducido en un 75% para apoyar a las industrias eólica y fotovoltaica. Casi en todo el mundo, las energías renovables se han vuelto competitivas y nadie duda de que puedan reemplazar las tecnologías antiguas. Pero necesitamos una acción más decidida.
Las subvenciones deben terminar. En palabras del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, en mayo de 2019, “muchas personas creen que los subsidios sirven para mejorar las condiciones de vida, pero no hay nada más malo; en cambio, estamos utilizando el dinero de los impuestos de los ciudadanos para aumentar los huracanes, propagar la sequía, derretir los glaciares y blanquear los corales. En una palabra: destruir el mundo”.
Sobre todo, el mundo debería hacer bien en tener miedo y elevar el nivel de urgencia percibida para la acción. La cuestión no es entre el crecimiento y la conservación del medio ambiente, sino entre el cambio climático controlado y no controlado. A medida que el clima comience a cambiar, los pobres serán menos capaces de responder, ampliando la brecha entre aquellos a quienes los subsidios deben proteger.
Publicado inicialmente en www.europeaninterest.eu



EN EL DÍA DEL CAMPESINO: REFLEXIONES SOBRE LA VICUÑA


 Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)


Desde el 24 de junio de 1994, se celebra en la Reserva Nacional de Pampa Galeras -coincidiendo con el “Día del Campesino”- la afamada “Fiesta del Chaccu” -que en quechua significa “captura de vicuñas”- con la numerosa participación de comuneros, turistas y autoridades. Es una hermosa y representativa tradición, cuyos orígenes se remontan a la época de los antiguos peruanos, en la que el pueblo era convocado para perpetuar un ritual a la tierra en agradecimiento a la protección otorgada por los dioses.

Esta conmemoración de milenaria trascendencia cultural es descrita en las documentadas crónicas de Pedro Cieza de León, Bernabé Cobo, Garcilaso de la Vega, entre otros. No se conoce de un despliegue tan profuso de personas -provenientes de los ayllus- y de animales salvajes que armonicen los objetivos de los habitantes locales de preservar una especie y su ambiente. Esta actividad permitía a los aborígenes reunirme y formar un inmenso cerco de arreo de vicuñas hasta acorralarlas para su esquila y posterior elaboración de prendas de vestir para la realeza y sus descendientes.

Un pertinente comentario entre paréntesis en relación al “ayllu”. Según referencia del ilustre historiador, académico y escritor Luis Eduardo Valcárcel Vizcarra, en su artículo “Las comunidades indígenas del Perú”, aparecido en Perú Indígena (1953): “La persistencia del ayllu que para gentes miopes es un obstáculo para el desarrollo económico del país, viene a ser, por el contrario, uno de los medios más eficaces de favorecerlo, pues, en otros países, como Venezuela, Puerto Rico, Brasil, donde se realizan proyectos de mejoramiento social, se tiende a formar artificialmente comunidades de productores. El Perú, por suerte, cuenta con ellas, desde tiempo inmemorial y con una vitalidad y lozanía que auguran un desenvolvimiento que asombrará a las próximas generaciones”.

La vicuña es un admirable exponente sudamericano apreciado por nuestros antepasados, efigie ancestral del universo andino y altamente cotizada por su valiosa y fina fibra la que, por cierto, se ha vendido en 2,500 dólares el metro de tela en los mercados europeos. Este importante género silvestre sigue aguardando convertirse en una alternativa para asegurar el bienestar económico y social de los sectores campesinos.

Hagamos un poco de historia acerca de los entretelones de la exitosa fase de rescate de su extinción. Cuando llegó al Perú el experto británico Ian Grimwood -su población estaba en su más bajo índice- informó de la existencia de casi 5,000 ejemplares, de las cuales 1,000 se encontraban en la zona de Pampa Galeras (Lucanas, Ayacucho). Esa razón, motivó a Felipe Benavides Barreda, presidente del Patronato de Parques Nacionales y Zonales (Parnaz), a negociar la cooperación económica y técnica a fin de implementar la primera área natural protegida de este camélido: la Reserva Nacional de Pampa Galeras (1967).

Durante casi dos décadas se canalizó la efectiva asistencia de la República Federal Alemana para salvar a esta especie con la intención de usufructuar su lana. Se logró llegar a un censo favorable que facilitó al gobierno presentar en la sexta conferencia anual de la
Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites) -realizada en Canadá en 1987- el pedido en representación de los integrantes del Convenio de la Vicuña (Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú) para fabricar confecciones "provenientes de la esquila de animal vivo", registradas con la marca “Vicuñandes-Perú”. Sin vacilación se inició una nueva era llena de perspectivas.

Se esperaba que esta autorización -aprobada por unanimidad y que, además, mereció el elogio de organizaciones científicas y ambientalistas mundiales- diera paso a un proceso compartido y conciliado de participación entre las comunidades, las empresas privadas nacionales y el Estado, éste último encargado de la comercialización de las telas. Lamentablemente, como advirtió Felipe “muchas de las grandes causas conservacionistas convertidas en luchas internacionales, tarde o temprano, ingresan al terreno de la desilusión”.

A partir de 1991, se distorsionó este planteamiento encaminado a asegurar su aprovechamiento. Se dictaron erradas, demagógicas e irresponsables disposiciones legales que entregaban al campesinado su tenencia y usufructo y, especialmente, se desmanteló el esquema concedido por la Cites. En consecuencia, la utilidad económica alcanzada hasta nuestros días, es incoherente con las demandas de los actores sociales dedicados a su conservación, manejo y explotación.

La vicuña carece de un sólido marco institucional competente para orientar su destino. Es fundamental que la frívola, pusilánime e insensible burocracia capitalina interprete el sentir de las asociaciones rurales, articule sus demandas y trabaje en favor de sus íntegras aspiraciones. Es momento de empezar las necesarias transformaciones destinadas a su inclusión en la agenda del desarrollo sostenido.

De otra parte, debemos enfrentar las gravísimas consecuencias de su caza furtiva en nuestras lejanas serranías. Es conveniente establecer sistemas de coordinación con la policía, los agentes fronterizos, idear un ordenamiento jurídico estricto e implementar programas de capacitación en las instancias judiciales. Se hace imperioso fortalecer la autonomía y capacidad de gestión de las comunidades para impartir entrenamiento y canalizar financiamiento conducente a enfrentar este drama de indudables implicancias.

Mi homenaje solidario al aldeano de la vieja hacienda, al moderno agricultor y al parcelero que lucha sin desvelos por enaltecer la justicia social. Mi adhesión sincera porque también nos alimentan con su inequívoco ejemplo de empeño, fe y perseverancia. Al respecto, me complace compartir lo expuesto por Luis Eduardo en su escrito “Los problemas del campesinado” (El Comercio, junio 24 de 1955): “En este Día del Indio debe desaparecer ya todo lirismo infecundo: su problema es el del campesino en general que solo puede ser resuelto a la luz de la ciencia y con procedimientos de la más depurada técnica. Está formada la conciencia nacional sobre el valor inmenso de nuestro campesinado que integran más de seis millones de hombres que pueden producir y consumir muchísimo más que hoy, contribuyendo al desarrollo general del país y a su imperiosa independencia económica”.

Por encima de controversias acaloradas, ilusiones incumplidas y legítimas expectativas insatisfechas, la vicuña es un emblema de nuestra peruanidad y, por cierto, denota la ausencia de mecanismos enfocados a insertar un recurso natural de incalculables dividendos en la existencia de miles de hombres y mujeres. Abrazo la convicción que los lugareños andinos perciban compensados sus esfuerzos, entregas y sacrificios para garantizar la supervivencia de este imponente símbolo. Será un noble acto de probidad.

(*) Docente, conservacionista, consultor en temas ambientales, autor del libro “La saga de la vicuña”, miembro del Instituto Vida y ex presidente del Patronato del Parque de Las Leyendas – Felipe Benavides Barreda. http://wperezruiz.blogspot.com/




CONSERVACIÓN DEL MEDIOAMBIENTE


LIC. JORGE LUIS DONAYRE HOEFKEN
Especialista en Gestión y Manejo Residuos Sólidos y Conservación del Medioambiente


La conservación del medioambiente, conservación ambiental o protección ambiental, se refiere a las distintas maneras que existen para regular, minimizar o impedir el daño que las actividades de índole industrial, agrícola, urbana, comercial o de otro tipo ocasionan a los ecosistemas naturales, y principalmente a la flora y la fauna.
Es el objetivo primordial del conservacionismo, un movimiento social en defensa de políticas y leyes ecológicas, y tiene como valores la biodiversidad, el equilibrio biótico, la armonía paisajística, entre otros. Esta postura, no obstante, no es idéntica a la de los ecologistas, ni debe confundirse con ella. Estos últimos abogan por la no explotación de los recursos de la naturaleza, mientras que los conservacionistas demandan una explotación responsable y sustentable en términos ambientales.
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La conservación del medioambiente es producto de razones de diversa índole, como son:
  • Razones científicas. La preservación de la biodiversidad genética es clave para sostener la vida en la tierra, además de que el daño ecológico irreparable suele tener repercusiones químicas y biológicas imprevisibles, que bien pueden atentar contra la salud humana.
  • Razones económicas. La explotación sustentable, que permite la reposición de los recursos naturales y no destruye el hábitat en que se encuentran se hace más rentable a largo plazo, ya que estos duran mucho más que si simplemente se saquean y se agotan en poco tiempo.
  • Razones culturales. Muchos territorios explotables entrañan un valor cultural importante para diversas poblaciones, que las consideran lugares de peregrinación o de contacto místico, cuando no simplemente parte del atractivo turístico y tradicional de sus países.
  • Razones éticas. Dadas las razones previas, el Estado tiene la obligación ética de salvaguardar el bien común de sus habitantes y, en conjunto con los demás Estados, de la especie. Para ello debe preservar el medioambiente.
  • Razones sociales. La explotación indiscriminada y a menudo ilegal de los recursos suele repercutir negativamente en las sociedades más débiles, ocasionando trabajo mal remunerado, pobreza, miseria, enfermedades, etc.
  • Razones legales. Existe una legislación internacional que defiende el medioambiente y cuya obediencia se considera un mandato de las naciones.
La defensa medioambiental es clave en el mundo industrial que inauguró el siglo XX, ya que constituye uno de los pocos frenos a la ambición económica del ser humano y a su deseo de transformación y comercialización de las materias primas, lo cual suele conllevar consecuencias nefastas para las otras formas de vida, cuando no para el ser humano mismo.
Epidemias, catástrofes climáticas, extinciones, agotamiento de recursos y un largo etcétera son las consecuencias de una política industrial irresponsable, que eventualmente se le devuelve al ser humano como un búmeran.
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La conservación medioambiental se da en base a tres ejes fundamentales de acción:
  • Organización del espacio. Para que la explotación se dé en términos controlables y contemple diversas opciones de acceso a los recursos, para elegir la más adecuada.
  • Protección del patrimonio. Cada país posee un legado histórico, natural y cultural que forma parte de su identidad y de su propia existencia, el cual debe ser protegido de las manos rapaces.
  • Garantizar la base de producción. Impedir el agotamiento o la malversación de recursos naturales no renovables, como el petróleo, de altísimo valor industrial pero enormes riesgos medioambientales durante su extracción y su transporte, para que la actividad económica pueda sostenerse.
Algunas medidas importantes para la preservación medioambiental son:
  • Fomentar la educación ambiental. Educar a la población para que consuma y trabaje de manera eco-responsable, eligiendo bien qué productos emplear, cómo disponer de sus desechos y de qué manera minimizar el daño que su modo de vida hace al ambiente.
  • Fomentar el ahorro. Los recursos naturales como el agua, la electricidad (cuya generación consume materias primas) o los alimentos deben manejarse responsablemente, tanto por la población como por el mundo empresarial, recordando que los recursos son limitados y las necesidades infinitas.
  • Leyes ambientales. El castigo a quienes deterioren el medio ambiente debe ser ejemplar, ya se trate de una empresa que vierte desechos tóxicos en un lago, un hogar que genere exceso de basura no reciclable o del dueño de un automóvil que no cumpla con una mínima regulación ambiental.
  • Tecnologías alternativas. La sustitución de los combustibles fósiles y de otros métodos tradicionales de actividad industrial por otros más amigables con el ambiente será siempre una buena idea a futuro.
Si solo aplicáramos una pequeña parte de todo este concepto, tendríamos un planeta mejor conservado, ya que estamos pagando el precio hace bastantes años.



DESPUÉS DE LA HUMANIDAD EN HOTEL SINCE A.D. 2079- DE BOICHI


Por: Camilo Amado Asenjo
Sumilla:
En el siguiente artículo revisaré la obra de Boichi, Hotel Since A.D. 2079-; revisaré cuáles son sus presupuestos o qué temas nos presenta esta obra sobre cómo ha venido actuando la humanidad; mostraré las consecuencias de esto en tres aspectos (ecológico, ético y ontológico); y terminaré comentando las consecuencias de los temas de este libro desde la perspectiva de Braidotti y Bennet.
Palabras clave:
Boichi – Medio Ambiente – Contaminación global

Texto:
La obra de Boichi (2015) nos presenta una serie de cuentos sobre qué sucedería en un futuro no muy lejano donde algún tipo de apocalipsis está ocurriendo. Ya sea por invasión extraterrestre, o por contaminación global, o por invasión de ángeles de la Biblia católica, la humanidad está a punto de acabarse. Es, entonces, la obra de Boichi, apocalíptica -desde cierto punto de vista-, pero también esperanzadora –desde otro punto de vista- como iremos a ver.
En el caso de Hotel Since A.D. 2079- (Boichi 2015), la tierra ha sido contaminada a tal punto que nos es imposible recuperarla; el mar ha empezado a alzarse y a comer nuestras ciudades; la naturaleza nos exilia, se nos presenta hostil (5-6). Frente a esta situación los personajes de Boichi, la humanidad que nos dibuja, deciden abandonar la tierra para poblar otro planeta, pero no sin antes –como buenos humanos que somos- dejar rastro de nuestra existencia en este lugar; frente al miedo de ser erradicados totalmente, la humanidad no solo busca salvarse sino dejar –como humanos temerosos a la muerte y al olvido de nuestra especie- una huella de lo que fuimos o hicimos aquí (en esta tierra) (7-8).
Cabe señalar, que la razón detrás de que los científicos -que nos presenta la obra- busquen armar una especie de arca de Noé con los genomas de todas las especies que poblaron la tierra no es solamente el afán de salvaguardar lo que alguna vez fue la Tierra, sino también pagar culpa por nuestros pecados. Es así que el científico a cargo de todo, Anno, decide no guardar el genoma humano en el arca, porque no lo merecemos (Boichi 2015: 15); porque es por culpa nuestra que todas las especies (y el ecosistema terrestre) han desaparecido o están a punto de desaparecer (8).
Hotel… nos muestra un mundo no tan alejado al nuestro, a nuestra realidad actual. Nos presenta una situación, que sin ir muy lejos y con simplemente ver los últimos informes sobre el calentamiento global (Planelles 2018: 2), está a punto de suceder: la tierra se va a calentar y va a ser inhabitable dentro de muy pocos años si seguimos actuando como lo estamos haciendo. Boichi pondrá como contexto primordial de su obra el fin de la humanidad por culpa de ella misma (2015: 5).
Pero no solamente eso nos muestra la obra. También podemos observar un aspecto muy importante si nos fijamos en la visión de los científicos a cargo del hotel que llevará los genes de todas las especies que van a morir por nuestra culpa: vemos culpa; vemos la necesidad de pagar nuestros pecados, nuestras acciones y las consecuencias que ellas han tenido en la Tierra. Vemos una humanidad casi acabada, que de hecho al final del cuento termina extinta (Boichi 2015: 39), en sus últimos días y con las energías contadas. Vemos una humanidad que, dados sus pecados, está en camino de conocer a su creador. Así, pues, son la culpa y la responsabilidad de nuestra propia extinción las que vemos en la obra de Boichi.
Sin embargo, ahí no acaba la historia. Tal vez en un intento por reflejar el espíritu humano y sus miedos de acabar y desaparecer del gran esquema de las cosas, Boichi muestra un breve halo de esperanza. Esta esperanza se manifiesta de dos formas. Por un lado, tenemos descendientes no-humanos; nuestros hijos, nuestras creaciones, nuestras máquinas, siguen con ‘vida’ y aún nos recuerdan; Louis, la AI encargada del hotel, vive gracias a la misión que han le encomendaron sus padres, los humanos Anno y Knightly (2015: 25, 34-35). Por otro lado, a pesar de que Anno, el científico a cargo del hotel de genes, se negase a guardar ADN humano en él, al final del cuento Louis –antes de ‘morir’- le dice a los descendientes robóticos, de la misión no exitosa humana de conquistar un nuevo planeta, que hay ADN humano escondido en los refrigeradores y que es posible recrear a la humanidad (43).
Así, pues, la historia de Boichi nos muestra ciertos aspectos de nosotros mismos y el futuro de nuestra especie. Nos muestra que la humanidad está a punto de terminarse por culpa de ella misma; nos muestra que esa culpa nos va a acompañar hasta el fin de nuestros días y que de alguna forma u otra debemos expiar esos pecados cometidos no solo contra nosotros sino también contra la Tierra; y nos muestra un pequeño halo de esperanza frente a toda esta situación: que nuestros descendientes robóticos y cibernéticos nos recordarán e intentarán reconstruirnos, al igual que nosotros hacemos hoy con las viejas civilizaciones de Mesopotamia o Caral.
Podríamos preguntarnos, qué nos dice este cuento sobre nosotros mismos; qué nos cuenta, qué nos relata, sobre lo que pensamos ontológica, ética y ecológicamente en relación a nuestro accionar.
Empezaré por explicar el ámbito ecológico, porque a mí parecer es lo que motiva la obra de Boichi: el calentamiento global y la destrucción casi irreparable de la Tierra por la mano humana. Esta obra nos presenta una cruda verdad, que aunque pueda ser presentada como titular en El País, no estamos todavía dispuestos a aceptar; nos presenta a los seres humanos como responsables de la destrucción del planeta, del ecosistema, de la vida ecológica que hay en él, y de toda posibilidad de cambiar eso, si seguimos actuando como venimos actuando.
Si la humanidad sigue viendo a la Tierra como un objeto externo a su especie este es el camino que vamos a recorrer, el camino de Hotel… y de los científicos que construyeron el arca genética. Hoy nos es fácil distanciarnos de los animales, de las plantas, del suelo que nos cobija, porque todavía nos sentimos en control, porque todavía creemos que podemos dominar este planeta y este universo. Pero una posibilidad muy grande y que como buenos humanos, que solemos negar todo lo que no nos convenga, todavía seguimos negando: la posibilidad de destruir toda la Tierra.
Este primer punto me lleva a pensar en el aspecto ético de la obra. La obra de Boichi puede ser vista como un llamado de atención a la humanidad; como un pequeño mito sobre el futuro que nos espera. Pero también nos muestra, como todo buen mito o fábula, una lección ética a tomar: la humanidad, debido a sus pecados contra la Tierra, debe pagar; ya sea extinguiéndose, ya sea sufriendo las consecuencias del calentamiento global, ya sea teniendo que ver sus ciudades hundidas y desaparecidas frente a la marea terrestre que cobra los pecados que hemos cometido. El ser humano, como especie, tiene una deuda con la Tierra que ha estado habitando.
Desde tiempos inmemoriales hemos sido una especie gregaria, que busca sobreponerse frente a los demás. Harari argumentará que una buena razón para creer que nosotros los homo sapiens somos la única especie -entre los neandertales, homo soloensis, homo denisova, y demás especies homínidas que convivieron con nosotros hace miles de años- es que nosotros los matamos a todos; con nuestra superioridad tecnológica y nuestra actitud gregaria imposible de quebrantar hicimos de todo lo que no fuera nosotros un enemigo irreconciliable (2014: 21-22).
En tal sentido, no sorprende que los seres humanos seamos primordialmente seres éticamente amigables solo frente a otros humanos. Las consecuencias de esta actitud las vemos en nuestro día a día y, como mencioné en el punto ecológico, en los daños que estamos causando en la Tierra y en los seres no-humanos que habitan en ella.
Estos dos puntos (el ético y el ecológico) nos llevan a pensar sobre el tercer punto: el ontológico. La obra de Boichi nos propone dos respuestas a qué entendemos por herencia humana o por humanidad y qué está pensando la humanidad sobre sí misma. Por un lado vimos que somos seres en camino a la extinción, cuya única herencia son máquinas; y por otro lado vimos que estas máquinas que heredaron nuestros pecados aún tienen la intención de resucitarnos.
Así, pues, la obra nos presenta una humanidad ceñida por el dualismo ontológico, que se manifiesta –como vimos- en un dualismo ético con consecuencias ecológicas. Somos nosotros, la humanidad, contra la existencia. Pero este dualismo que se nos presenta también tiene una contraparte, porque no solo pensamos que somos nosotros, sino que también somos el ADN (las moléculas y átomos que nos componen y desde los cuales nos podemos reconstruir) y somos el recuerdo en nuestros hijos mecánicos. Es un dualismo que pierde su fuerza frente la realidad, que la humanidad no quiere aceptar pero que el cuento presenta, de que somos más que una simple especie aislada de lo externo. Somos un ser en interacción con su ambiente, con sus creaciones, consigo mismo; lo que da la impresión de que tal vez –en las últimas instancias de nuestra existencia- podamos lograr ver el verdadero esquema de las cosas: la unidad que compone todo.
Una pregunta válida que nos podemos hacer –para finalizar este artículo- es qué dirían autores contemporáneos sobre lo que nos está mostrando Hotel…; qué podemos rescatar filosóficamente de los cuentos y fábulas del autor coreano. ¿Qué dirían Braidotti y Bennett?
Empecemos por Braidotti. Recordemos que la autora nos presenta una crítica al antropocentrismo que se ha venido dando desde la edad moderna y que nos ha llevado al capitalismo avanzado, donde todos podemos ser convertidos en bytes o bits calculables y reducibles (2015: 74-75). Para solucionar esto nos propondrá ver las cosas desde el zoe y no desde el bios; siendo el primero una visión espinosista donde hay un continuo entre cultura y naturaleza (98) y siendo el segundo una visión donde el hombre se encuentra en el centro de todo y está separado de lo natural (77).
Esto la lleva a pensar en una nueva ética y en una nueva postura frente al planeta y a los seres que habitan en ella. El planeta ya no será un ser ajeno o externo a la humanidad, sino parte de ella (Braidotti 2015: 101) y los seres no-humanos (como los animales y las plantas) tendrán el mismo derecho ético que los humanos (100). Ya no podemos, argumentará la autora, pensar en el mundo desde la medida del hombre, sino desde el plano general del zoe, donde todos somos responsables parciales (y por ende deudores) de todo.
Esta visión -me parece- que se encuentra muy de acuerdo a lo que propone el cuento de Boichi. En Hotel… encontramos que la dicotomía entre el hombre y el planeta o entre el hombre y la máquina (hija de la humanidad) se termina por acabar implícitamente; el actuar humano ha causado la destrucción del ecosistema terrestre y nuestras máquinas son las que deben heredarlo ahora. También vemos la visión ética fuerte que propone Braidotti sobre cómo debemos ser responsables y deudores de lo que hagamos aquí y ahora; los científicos que nos presenta el cuento hacen lo que hacen (construyen el hotel) por la culpa que sienten respecto a lo que hicieron con el planeta: son responsables y pagan su deuda dejando –dentro de sus limitadas capacidades- lo que alguna vez fue la vida en la Tierra.
Continuemos con Bennett. Ella se preocupa por un ambientalismo capitalista que en lugar de buscar el bienestar el planeta general, busca alcanzar ganancias y cubrir costos a expensar del planeta (2010: 111). Bennett argumentará que debemos de entender el ecosistema como compuesto de una materia que es tanto humana como no-humana (111-112); que la materia tiene vibraciones, energías y vitalidades que no podemos negar (112); y que debemos entender que la distinción entre lo humano y lo no-humano es artificial y que en realidad somos un continuo vital, una materialidad vital (112).
Siguiendo a Guattari, dirá que el problema que tenemos al entender a la materia como algo ajeno a nosotros es uno tanto cultural, como psicológico, como ecológico; no es solo una cuestión de teoría, sino un hecho real que debemos de afrontar. En tal sentido, debemos de empezar a ver la realidad como un hecho transversal, donde no hay distinciones entre sujeto, sociedad y máquinas (Bennett 2010: 115).
Esta nueva forma de ontología nos llevaría a pensar en que todo –en cierto sentido- está compuesto de vida, tiene vida. La Naturaleza debe ser vista «as "an immense abstract machine" of generativity, whose pieces "are the various assemblages and individuals, each of which groups together an infinity of particles entering into an infinity of more or less interconnected re1ations." » (Deleuze y Guattari, en Bennett 2010: 119). Esta es la visión que debemos afrontar, donde ya no es solo la humanidad la que tiene vitalidad, sino toda la materia –por más difícil de digerir que parezca- (Bennet 2010: 122).
Esta visión de las cosas, de la naturaleza, no está en desacuerdo –a mi parecer- respecto a lo que nos presenta Boichi. Como dijimos, en su cuento, es la humanidad la culpable de todos los males de la Tierra; y es tal vez la visión que dualista que intenta atacar Bennett que llevó a esa humanidad  a destruir el ecosistema. Se nos presenta también la posibilidad del continuo máquina-hombre, porque las primeras ya no son vistas como simples instrumentos que deben obedecer nuestras órdenes, sino como herederos de nuestras creencias y nuestras intenciones de salvaguardar a las especies que dañamos; son las máquinas y AI las que toman la posta del pecado que cometimos –al igual que nosotros heredamos el pecado de Adán y Eva-, haciendo evidente que no es tal vez la humanidad por sí sola la que debe permanecer sino la Tierra y las diferentes formas de vida que habitan en ella.
En conclusión, los cuentos de Boichi nos presentan un futuro no muy lejano, donde hemos extinguido toda posibilidad de reparar nuestros males; donde como los pecadores y humanistas que somos debemos de pagar por nuestras acciones. Pero también nos presenta una situación donde el humano ya deja de ser el centro del universo, porque -como Boichi mismo presenta- la humanidad se está extinguiendo o está extinta; son las máquinas, los peces, las alienígenas o los ángeles, los que ahora toman la actitud de narradores.
En particular en Hotel Since A.D 2079-, la historia que importa es la de Louis, el AI encargado del hotel de genes. La historia que interesa contar es la del nuevo ser, hijo de los doctores Anno y Knightly (de los nuevos Adán y Eva), y de su misión de expiar los pecados de sus padres (al igual que nosotros respecto al mito de Adán y Eva). La historia de la humanidad, de la posthumanidad, será la de Louis, la de las máquinas que regresan de la misión fallida del hombre que intentó colonizar un nuevo planeta, la del nuevo hombre que tendrá que renacer desde la materia viva que es el ADN encerrado en el hotel. En ese sentido, Hotel… nos muestra una visión de lo que ocurriría si los filósofos contemporáneos a favor de la materia vital, o de la continua naturaleza-cultura, tienen razón: tendremos una humanidad sin humanos; y tal vez eso esté bien y sea lo que ahora debemos afrontar y aceptar.
Bibliografía consultada:
Bennett, Jane
2010               Vibrant Matter. EEUU: Duke University Press Boichi
2015               “Hotel Since 2079-”. Hotel. España: Milky Way Ediciones. Pp. 3-44
Braidotti, Rosi
2015               Lo Posthumano. Barcelona: Gedisa editorial Harari, Yuval Noah
2015                          De animales a dioses. Epub:       Titivillus «https://www.epubgratis.org/de-animales-a-dioses-yuval-noah-harari/» Planelles, Manuel
2018                          “Las emisiones mundiales de CO crecen y vuelven a marcar un récord”. Sociedad. España: El País. «https://elpais.com/sociedad/2018/12/05/actualidad/1544012893_919349.html»



INVESTIGADORES ALERTAN DE RETÓRICA ENGAÑOSA EN LA MODA SOSTENIBLE



La Unión de Investigadores Preocupados en la Moda (UCRF, por sus siglas en inglés), es un grupo establecido para combatir temas como la lógica de crecimiento arraigada en el sector de la moda.
Recientemente este grupo ha criticado las comunicaciones publicadas en el período previo a la Cumbre de la Moda de Copenhague de 2019 por “paradójicas e incluso engañosas por el uso del lenguaje en la descripción de la actividad ‘moda sostenible’ ”.
El término “crecimiento sostenible” atrajo una burla particular del sindicato, y se describió tal retórica como un lenguaje oximorónico “favorecido por los inversionistas y los administradores de activos”.

Reflexiones científicas

La Union of Concerned Researchers in Fashion fue fundada por la profesora Kate Fletcher, del Centro de Moda Sostenible, de la Universidad de las Artes en Londres; la profesora Lynda Grose, del Colegio de Artes de California, EE. UU .; el profesor asistente Timo Rissanen, Parsons School of Design, The New School, EE. UU .; y la profesora Mathilda Tham, de la Universidad de Linneo, Suecia.
Como un tiro de despedida, la declaración de la UCRF exhorta a los asistentes a la cumbre a “pensar críticamente y hacer preguntas continuamente”.
La declaración afirma que “es importante subrayar que la industria ha pasado 30 años tratando de reparar el sistema anterior, y está empeorando, no mejorando”.
Global Fashion Agenda, la organización que organiza la Cumbre anual de la moda en Copenhague, ha respondido a la declaración de la UCRF, y comenta que la industria necesita esos organismos para “presentar reflexiones y asegurarse de crear un debate animado basado en su investigación académica. ”

Retando la agenda del Copenhaguen Fashion Summit

Aparte de la redacción de las comunicaciones del evento, la UCRF ha hecho público su desafío en relación con la agenda del evento.
Esto incluye la sesión del panel “Cadenas de suministro ocultas”, que llevó al sindicato a desafiar a la industria de la moda a “admitir finalmente que no es capaz de hacer que este sistema demasiado complejo sea rastreable de una manera que realmente importe a nivel sistémico”.
La declaración continúa diciendo que, si bien muestra buena intención que los detalles de la cadena de aprovisionamiento se compartan, muchos factores vitales permanecen ignorados. El sindicato pregunta: “¿Qué podemos saber sobre los salarios y las condiciones de vida de los trabajadores de una manera que pueda afectar las decisiones de los consumidores o hacer un cambio real? ¿Qué podemos saber sobre las prácticas de subcontratación de la fábrica? ”
La sesión “El poder de los creativos” también es el tema de la evaluación del sindicato. La declaración de la UCRF cuestiona la validez del tema de la discusión, cuando “los diseñadores de moda, particularmente los de las grandes empresas, no son los que se ponen en marcha o toman decisiones sobre el suministro de materiales, los procesos de producción y las cadenas de suministro. En cambio, muchas de estas decisiones se toman con gran influencia de la gestión de la cadena de suministro y marketing donde se ubica el poder real “.
Esto, según el sindicato, es una distinción importante, ya que “afirmar continuamente que los diseñadores tienen el poder de crear cambios en los sistemas no solo paraliza a los diseñadores, sino que también libera al liderazgo y la gestión empresarial”.

La necesaria reflexión por parte de la investigación

Respecto del papel de la comunidad académica en el debate, un portavoz de GFA nos dijo: “Necesitamos investigadores para presentar reflexiones y asegurarnos de crear un debate animado basado en su investigación académica”.
“Nuestro papel en Global Fashion Agenda es cerrar la brecha entre la moda y la sostenibilidad y facilitar la acción entre los líderes. Hacemos esto, por ejemplo, a través de Copenhagen Fashion Summit, donde reunimos a todas las partes de la industria para acelerar el cambio necesario. Facilitamos más de 500 reuniones de negocios a través de nuestro emparejamiento del Foro de Innovación entre compañías de moda y proveedores de soluciones”, continuó la declaración. “GFA también publica varios documentos, como la Agenda del CEO, para facilitar a los líderes la priorización de las acciones para aumentar el rendimiento de la sostenibilidad. En la actualización de Pulse of the Fashion Industry 2019, incluso hay un fuerte llamado a la acción para que la industria “Acelere dramáticamente el ritmo”.
Artículo publicado en Ecotextile                



LAUDATO SI’ A LA ECOLOGÍA



Desde el INTAL-BID analizamos los diferentes capítulos de la encíclica Laudato Si’ a la luz de los desafíos de convergencia regional, convocando a más de 30 expertos multidisciplinarios a desarrollar propuestas concretas, inspiradas por las pautas filosóficas del Papa Francisco.
El resultado es un trabajo en cierto modo único a nivel mundial, por cuanto desde una mirada regional profundiza, en base a sólidos criterios técnicos, muchas de las claves que el Papa señala como esenciales para superar la cultura del descarte y el riesgo de extinción de la humanidad.
Premios Nobeles, líderes globales, académicos de la región y el mundo, y representantes de la sociedad civil formularon así valiosos aportes para redoblar la defensa del medioambiente. El informe agrupa las ideas en cuatro ejes estratégicos: el de la gobernanza glocal (global+local) aborda las dificultades para lograr consensos amplios y los beneficios de alcanzarlos; el eje del comercio sostenible describe las encrucijadas de la producción y el intercambio justo; el de la ecología integral observa las múltiples áreas socioeconómicas y tecnológicas donde el cuidado de la naturaleza puede marcar una diferencia, y por último, el humanismo ambiental comprende temas de inclusión social y equidad, bajo la condición de que “no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental”.

Gobernanza glocal

La conciencia ambiental de los pueblos de América Latina y el Caribe es un punto de partida indispensable para analizar esta problemática. Se trata entonces de alinear esa conciencia con las dinámicas decisorias de los hacedores de políticas, en diálogo con la comunidad científica.
Existe un amplio consenso de que la contaminación mundial ocasiona un daño injusto en los países más pobres porque son las economías más avanzadas las que más contaminan. En contrapartida, el cambio climático impacta con crudeza en los países en desarrollo por el peso de la agricultura, uno de los pilares de las economías latinoamericanas: el 14% de la producción agrícola corre riesgo de perderse por fenómenos de sequías o inundaciones si la temperatura aumenta tres grados centígrados.
Con las mayores lluvias, las pérdidas estimadas para los productores ascenderían a US$ 59.000 millones en la región y la pobreza aumentaría siete puntos porcentuales.
La sustentabilidad productiva, social y ambiental van de la mano, por cuanto la huella hídrica de nuestra producción agropecuaria significa, por ejemplo, el uso de 15.000 litros de agua para producir un kilogramo de carne vacuna. Pero los problemas de free riding y externalidades difícilmente se resuelvan sin una adecuada coordinación, como sugiere en nuestro Informe el Premio Nobel de Economía, Eric Maskin.

Comercio sostenible

Los esfuerzos a nivel global produjeron avances notorios en los temas ambientales. Con los Objetivos de Desarrollo Sustentable y los acuerdos de París y Marrakech, el liderazgo mundial ha trazado un sendero -no exento de dificultades- para encauzar las técnicas de producción hasta volverlas sostenibles. Pero las emisiones de dióxido de carbono se incrementaron más del 30% desde Kioto a pesar de las reiteradas cumbres ambientales.
Más que nunca, debemos redoblar los esfuerzos. Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), la inversión y el gasto público en medioambiente en América Latina es hoy inferior al 1% de su PIB.
Es fundamental incentivar cambios de conducta en la población promoviendo prácticas sustentables que reduzcan la contaminación. Como destaca en su valoración de la encíclica Patricia Espinosa, secretaria de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, “no toda la acción climática es o debe ser motivada por incentivos económicos, existe un imperativo moral”.
Precisamos capturar con mejores estadísticas y sistemas de contabilidad la perspectiva de un paradigma socio-económico que no sólo mida el crecimiento del tradicional Producto Interno Bruto, sino también que contabilice mejor la revolución digital y la cohesión social y ambiental.
La integración, lejos de ser exclusivamente económica y comercial, es hoy más que nunca social, tecnológica, cultural y ambiental. No hay en el mundo negociaciones de acuerdos comerciales o de inversiones que no incluyan estándares ambientales, que a su vez contribuyen a reducir la contaminación y representan el desafío para nuestras empresas de incorporar nuevas tecnologías que se adapten a cadenas globales de valor cada vez más exigentes.

Humanismo ambiental

Mil millones de personas en el mundo viven con menos de US$ 1,25 por día. La integración inclusiva requiere recordar, como señala Francisco, que “ayudar a los pobres con dinero debe ser siempre una solución provisoria para resolver urgencias. El gran objetivo debería ser siempre permitirles una vida digna a través del trabajo¨.
Tenemos por delante un desafío de creatividad para “resetear” el sistema de transferencias condicionadas de ingresos, que representan una inversión de menos del 1% del PBI de América Latina y que, llegando al 25% de sus habitantes, han contribuido a una disminución de la brecha de equidad, que se refleja en la caída de cinco puntos en el índice de Gini en la última década. Sin esas iniciativas, que en algunos países se financian con un gravamen sobre los combustibles fósiles, la pobreza sería 13% más elevada.
Pero es preciso ir más allá y profundizar la solidaridad regional en sistemas de segunda generación que vinculen la alfabetización tecnológica y el cuidado ambiental, sembrando así semillas estratégicas para potenciar la economía digital y nuestra diversificación exportadora.
Como señala Monseñor Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias, en el artículo que abre el Informe, “la conversión ecológica engloba la justicia social, la responsabilidad espiritual y exige la acción inmediata”.

Tecnología inteligente

Así como la tecnología y la creciente automatización de la producción genera una amenaza en el mundo laboral, la innovación también abre nuevos rumbos. Las incertidumbres conviven con las oportunidades y con actitudes emprendedoras que pueden impulsarse para potenciar mutaciones positivas.
Avances fueron posibles en áreas donde las labores manuales antes eran de extremo peligro y los riesgos para la vida humana se han reducido o eliminado gracias a la tecnología. Mientras los trabajos insalubres pueden ser sustituidos, se podrían expandir nuevos sectores que contribuyan a trazar puentes entre las distintas generaciones.
La inserción temprana de América Latina en las nuevas cadenas globales de valor en el sector de energías renovables, también, sería una forma de añadir valor y generar economías de escala sobre las ventajas comparativas naturales que tiene la región, donde el potencial técnico de las energías no contaminantes supera veinte veces a la demanda prevista, indicando así la capacidad exportadora latente.
En su aporte al Informe, una personalidad mundial como Nicholas Stern (London School of Economics) advierte que el costo de los paneles solares disminuyó 90% en apenas diez años haciendo más accesible el uso de energías limpias. Una conversión ambiental desde la perspectiva de un “doble dividendo” posibilitaría cerrar las brechas ecológicas y de inequidad, a partir del impulso de empleos verdes en campos aún fértiles de las energías renovables, el transporte, la certificación de estándares, el comercio electrónico, el diseño a medida o la agricultura comunitaria integrada al mundo mediante plataformas digitales.

Una eco-integración creativa

La lucha contra la contaminación es la carta ganadora que puede establecer una diferencia. De ahí la importancia del humanismo y de aceptar la invitación a repensar el tejido urbano institucional. La casa, el barrio, la ciudad y el ecosistema son espacios complementarios que precisan instituciones sólidas que las protejan en un desarrollo equilibrado.
“Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible.” Siguiendo la máxima de San Francisco de Asís, la humanidad se ha fijado la necesaria meta de salvar un planeta amenazado por la degradación ambiental y el cambio climático. Esta misión tiene en Laudato Si’ una referencia ineludible y una fuente de inspiración fundamental para todas las personas, sin importar su creencia religiosa.